lunes, 31 de mayo de 2010

Panama

Direccion de Estadisticas y Censo estima la población panameña en 3,283,959 personas: 1,656,469 hombres y 1,627,490 mujeres. La edad mediana de esta población se calculó en 26.2 años y su densidad en 43.5 personas por kilómetro cuadrado. El 64% de panameños habita las zonas urbanas, siendo la provincia de Panamá la de mayor acopio de la población urbana (90).

El 30% de la población tiene menos de 15 años de edad, el 64 por ciento tiene entre 15 a 64 años y un 6.0 por ciento son mayores de 64 años.

Grupos Étnicos


No hay que hacer grandes esfuerzos para darse cuenta del melting pot que compone la mayoría de panameños. El mestizaje se respira en las pieles. Una realidad a veces poco comprendida pero no menos sorprendente. No importan los dictámenes de la herencia visible (el fenotipo), es casi imposible negar la presencia del indígena, con 39.7% de contribución genética, del europeo, con 27.4%, y del africano con 32.9% en las caras de algo más del 70% de los panameños, (Tomás Arias, "Panamá, un país indígena mestizado" en Caminos de Maíz 2003).

Los grupos indígenas que mantienen su herencia cultural y lingüística hacen un 10% del total de la población. Pero más allá de los datos cuantitativos, está la diversidad de culturas a las que se refiere este frío porcentaje. Son 7 los grupos humanos que existen como "indígenas" o pueblos originarios. El más numeroso es el pueblo gnöbe-buglé, seguido por el pueblo dule (o kuna) y el emberá-wounaan (llamados anteriormente chocoes). En menor proporción se mantienen los nasos y teribes (quienes buscan en conjunto el reconocimiento de su territorio), los bokotas y los bri-bri.

Tampoco se extrañe si al recorrer las calles de la ciudad de Panamá se topa rostros y matices de piel que lo transportan a lugares tan lejanos como la India, China, Pakistán, el Mediterráneo o Europa del Este. Con los trabajos de construcción del Canal a finales del siglo XIX llegaron trabajadores de muchas naciones lejanas que se quedaron y formaron familias en la nueva república. Se destacan numéricamente la comunidad china cantonesa, la hindostana, la judía y la árabe. Son también notables las migraciones de países latinoamericanos como Colombia, Ecuador, Venezuela, República Dominicana, Jamaica y Perú, entre otros.

Hasta hoy esta migración es continua, lo mismo que el mestizaje con estos nuevos habitantes. Es así como se escribe, día a día, la historia de un país con gente arcoiris, donde cada quién es un poco de todo, y único a la vez.



Lenguas


Muchos conceptos previos sobre Panamá se desvanecen al momento de abordar a su gente. Uno de los primeros tiene que ver con la lengua que circula en el país. Para empezar, como usted ya lo habrá notado, cuando se habla de lengua en Panamá hay que hablar en plural porque no es un país unilingüe, pero tampoco es bilingüe. Salvo para algunos descendientes antillanos que heredaron el inglés de su hogar, ésta lengua no es de dominio público. Tiene una poderosa presencia en sector comercial y de servicios, pero fuera de estos ambientes, su uso social es limitado. La lengua materna y vehicular que predomina en Panamá es el español.

Un dato interesante sobre el inglés en Panamá es que sus native speakers desarrollaron variedades del idioma (manifestaciones creole) únicas en el Caribe. Desde el guari-gauri de la provincia de Colón, pasando por el habla de los barrios de Calidonia y de Río Abajo de la ciudad capital, hasta llegar al habla de la provincia de Bocas del Toro, el inglés panameño está presente en la cultura popular.

Los grupos indígenas mantienen vivas sus lenguas dentro de su cotidianedad, pese a todos los obstáculos históricos a los que se han afrontado estos pueblos. Se mantiene vivo el dulegaya (de los dule o kunas), el gnöbe, el buglé, el emberá, el wounan, el teribe y el bri bri.

Pero no piense que el tema se queda aquí: usted seguramente escuchará la musicalidad de otras lenguas presentes en el país desde hace al menos un siglo. Seguramente escuchará en los comercios el cantonés, el haká y el mandarín de los chinos, el hindi de la India, el hebreo de la comunidad judía y otras lenguas que permanecen dentro del legado familiar de muchos hogares panameños: árabe, italiano, ruso, griego o hebreo. Como puede apreciar, Panamá es también un legítimo "language pot".



Cultos


La constitución panameña establece que Panamá es un país católico. Este carácter oficial otorga a la religión católica una fuerte presencia en la actividad nacional. La enseñanza de esta religión en las escuelas y la participación del clero en actos protocolares del gobierno son sólo algunos ejemplos de esta realidad.

Como en casi todos los países latinoamericanos, la población panameña se declara, en su mayoría, católica, mientras que sus prácticas místico-religiosas están entretejidas de herencias culturales diversas. Un complejo sincretismo de creencias africanas, animismo indígena y creencias apócrifas europeas tiñen de contrastes los ritos católicos que se practican en estas tierras. Aspectos como el folklore, los viejos proverbios y los ritos caseros están empapados de esta mezcolanza cultural que es, desde los tiempos de la colonia, el pan nuestro de cada día.

Entran en este sincretismo religioso prácticas paralelas como la santería, creencia que vincula a los santos católicos con los orishas, dioses africanos de la religión yoruba de lo que hoy es Nigeria. Co-existen a la vez movimientos místicos europeos como la masonería o el rosacrucismo y también se les da mucho crédito a la sabiduría empírica de los llamados brujos (personas capaces de intervenir en la voluntad de terceros) y curanderos (personas que hablan con las plantas y curan por medio de ellas), entre otras tantas prácticas.

La constitución también establece la libertad de culto en Panamá. Usted se dará cuenta, al recorrer la ciudad capital, de la numerosa presencia de templos evangélicos de todas las denominaciones y distribuidos en todos los barrios de Panamá. Testigos de Jehová, adventistas, metodistas o bautistas o mormones, el cristianismo protestante acapara cada vez más fieles en todo el país, llegando a acaparar casi a un 25% de habitantes. Otras religiones como el mahometanismo, el judaísmo, el budismo o el hinduismo son menos numerosas y suelen ser practicadas por los miembros de una colectividad definida, pero también tienen sus lugares de culto en el país: hay mezquitas, sinagogas, templos y ashrams.



Cocina


Aproveche su estadía en Panamá para probar el mestizaje de aromas y sabores en su boca. La comida típica panameña ofrece muchas opciones culinarias por la variedad y el uso tradicional de sus productos locales. Muy incorporado está, por ejemplo, el uso de tubérculos: ñame, otoe, yuca (mandioca), que suelen comerse en sopas, purés o simplemente hervidos. Con ñame y gallina (si es de patio -no industrial-, mejor ) se prepara el sancocho, una sopa muy tradicional de Panamá. Son muy gustadas las yucas fritas y el puré de otoe. Puede ver estas raíces en muchos otros platos.

También es bueno que usted sepa el verdadero significado de la palabra "comida" en Panamá: cuando usted lea en algún restaurante o puesto que hay comida con... (y colóquele la carne de su predilección), quiere decir que usted recibirá como acompañamiento arroz, algún frijol (lenteja, poroto, arveja) y un tercer elemento que puede ser una ensalada verde, macarrones en salsa roja, ensalada de papas y/o una rebanada de plátano dulce frito que recibe el nombre de tajada.

El folklore culinario panameño ofrece creaciones a base del uso del maíz y de la yuca. Pruebe los deliciosos tamales: masa de maíz envuelta en hojas de bijao (una palmera) con algún tipo de carne en su interior (pollo, cerdo, vaca). Los bollos, hechos de masa de maíz, vienen en dos variedades básicas: de maíz nuevo o de maíz viejo. Los sabores varían y también cada región diferencia sus estilos de bollo. De la yuca se hacen las carimañolas (masa con carne adentro) y los suspiros, un bocadito dulce de masa sablée.

Y si lo suyo son los mariscos, no lo piense más y dése el gusto de probar todas las exuberantes exquisiteces que le ofrecen los mares panameños. Tanto en un puesto popular como en algún restaurante especializado es posible encontrar el paraíso gustativo. Los ceviches son especialmente ricos, por la frecura de la materia prima. Y se anima a cocinarlos usted, el Mercado del Marisco, en la avenida Balboa, es la meca del chef. Hay que saber comprar, pero la materia es de primera. Se lo aseguramos.


Idiosincracia


Cada pueblo tiene sus costumbres y formas de percibir el mundo que lo rodea. Anotamos para usted algunos detalles sobre la idiosincrasia y el tratamiento de ciertos temas en la sociedad panameña.

Puntualidad


Se dice popularmente que en Panamá hay dos horas para todo: la "normal" y la "panameña". La realidad es que no hay un acuerdo homogéneo para la puntualidad para todas las situaciones:

  • Llegar entre 5 y 10 minutos tarde al trabajo puede ser tolerado o no dependiendo de la actividad que usted haga. Para los docentes el horario es muy estricto, pues 5 minutos son suficientes para que ocurra una tragedia en una clase de niños o adolescentes.
  • Los alumnos de la Universidad de Panamá tienen la obligación de esperar a los profesores hasta 15 minutos comenzada la hora. Una vez cumplido ese tiempo, se pueden retirar sin que ello perjudique su evaluación de asistencia.
  • Acostúmbrese a las tardanzas de hasta 30 minutos en los actos relacionados con conferencias, mesas redondas y otras ponencias públicas.
  • Estar a la hora indicada en una fiesta familiar no tiene mucho sentido en Panamá, porque se asume que no va a comenzar sino una hora después de lo que indica la tarjeta.
  • Si lo invitan a comer procure llegar 10 o 15 minutos después. Así da oportunidad a los dueños de casa de terminar de preparar todo.
  • Los eventos festivos públicos suelen comenzar de 20 a 30 minutos tarde. En algunas ocasiones la demora puede ser de una hora y considerarse "normal".
  • No es hábito pedir disculpas por las tardanzas arriba descritas, pero si lo hace, quedará como una persona muy educada y respetuosa.



Cortesía


El saludo habitual en la ciudad de Panamá es "¡Buenas!" que no es más que un "buenos días" abreviado. Algunas personas consideran que es una manera perezosa y poco respetuosa de saludar. Otros lo ven como un tratamiento positivo de familiaridad y confianza. Los hay de todos los tonos. Hay "buenas" que apenas son perceptibles y otros "¡bueenaaaasss!" muy alegres y efusivos. Conozca primero su círculo social y confíe en su sentido común para saber si usar un ¡buenas! de saludo es lo más apropiado.

Es muy común por estas tierras que a usted le pidan permiso para tomar un objeto de uso común al tiempo que ya está en las manos del solicitante.

Si lo invitan a comer evite llevar flores. De hecho no se acostumbra llevar nada, salvo las ganas de comer y de hablar, pero si desea llevar algo mejor que sea frutas. En todo caso, pregunte con antelación si puede llevar algo.

En algunas casas es posible que se practique dejar un poquito de comida en el plato al terminar. A este hábito se le llama "la cortesía" porque era indicio, en otros tiempos, de poseer buenas maneras. Fíjese solamente en lo que hacen los dueños de la casa. ¡Ah! Si le gustó la comida no dude en pedir más. Es un halago para los dueños de casa.

Es conocida la costumbre de llegar a una casa "a saludar" sin previo aviso. No se asuste si lo visitan en cualquier momento, hora de comidas incluída. Si no tiene tiempo de atender a su "visita sorpresa" diga simplemente que estaba por salir o hacer un trabajo importante. La persona se irá sin mayores cuestionamientos. Si quiere evitar esta situación pídale a sus amigos que llamen antes de pasar por su casa, para 'asegurase de que usted va a estar'.

Los piropos callejeros no representa para la cultura panameña un acto de agresión, pero eso va a depender de lo lindo o lo feo que le digan. Tradicionalmente el pensamiento machista ha hecho creer al hombre que puede irrumpir verbalmente la tranquilidad de una mujer. Es de notar y de diferenciar, no obstante, el lugar que ocupan ciertos tratamientos de empatía que las panameñas y los panameños suelen usar para miembros del sexo opuesto. Es común que le digan frases como: "Mi amor, en qué te puedo servir", "Corazón, ¿me haces un favor?" "Ten papi lindo, a ti te lo dejo en $ 1.50". Esas expresiones no se consideran una agresión de carácter sexista.



Vestimenta


Existen normas de vestimenta establecidas en la sociedad panameña. Una que usted tiene que saber es que no se permite el uso de shorts, chancletas, minifaldas, camisetas (sudaderas sin mangas) y blusas escotadas en las oficinas públicas, escuelas y hospitales (salvo que sea usted el paciente). Téngalo en cuenta si no quiere perder el tiempo discutiendo en la puerta de alguna de estas instituciones.

Si se va a tomar una foto carnet para la emisión de cualquier documento no puede usar camisa o sweater sin mangas. También debe procurar cubrirse el pecho. En algunos casos, si usted usa lentes tiene que salir con ellos en la foto.

Contrario a lo que sucede en otros países tropicales, el uso de shorts y camisetas sin mangas está visto en Panamá como una vestimenta muy informal y "poco seria", aunque esto va cambiando de a poco. En todo caso, si lo que quiere es parecer un panameño más procure relegar el short para ciertas ocasiones.

Se preguntará si existe alguna opción fresca y cómoda para lucir formal por estos trópicos, en especial para los varones. Existe, y se llama guayabera. Es ideal para actos solemnes, festivos y casuales. Las hay sencillas de líneas verticales y otras más elaboradas con bordados. Una guayabera fina está considerada como traje de etiqueta, y más si es de manga larga. Olvídese del calor con ella: suelen ser de algodón o de lino, pero no está de más que mire las características de la tela antes de comprar una.



Seguridad Vial


No la o lo queremos asustar, pero manejar en la ciudad de Panamá no es fácil. Se enfrenta a una capital que ha tenido un crecimiento acelerado en los últimos años, y esa adaptación se ve reflejada tanto en la forma defensiva de conducir del panameño como en ciertas deficiencias en las señalizaciones, sin contar las condiciones de algunas rutas y calles.

La idea de peligro en la vía está tan arraigada a la cultura panameña que a los buses del transporte público se les ha bautizado con el nombre de "diablos rojos", por el fondo rojo que los identifica y su muy peculiar y peligroso estilo de manejar. Los taxis tampoco se quedan atrás y mucho menos los autos particulares. Las horas pico (de tránsito denso) que cada vez se extienden más pueden significar demoras hasta de una hora de un tramo cualquiera al otro.

Recomendamos que antes de tomar un volante en Panamá se habitúe antes a las vías principales de esta ciudad, recorriéndola a pie o en transporte público. Sino, conducir en las áreas rurales es mucho más tranquilo.

Alquilar un auto le será fácil: sólo presente a la agencia su pasaporte y la licencia de conducir de su país de origen. Con ella podrá manejar en Panamá hasta 90 días.

También es bueno informarle sobre el hábito de los "shorcuts" panameños. Tanto taxistas como otros conductores se encuentran en la constante búsqueda de calles alternativas para atajar el camino y llegar más rápido a su destino, al menos en espíritu, porque no hay ley física que demuestre la efectividad de estas estrategias. Esta percepción de recorte aumenta si el conductor logra evitar semáforos, por lo que se desviará de las avenidas y recorrerá calles, callejuelas, atravesará barrios residenciales y quizás se monte a las sevidumbres laterales de los caminos. Si le llegua a pasar esto, esté tranquilo que es casi seguro que lo están llevando a su destino final, pero por precacución, siempre es bueno jugar al filósofo y preguntar dónde está y hacia dónde va.